De un tiempo a esta parte asistimos a un renacer de los cuentos
tradicionales, o al menos eso parece.
Proliferan por todas partes series y películas que revisitan a Blancanieves, a Cenicienta,
a Caperucita, al lobo y a toda su parroquia oscilando entre la comedia, la
fantasía y el terror. No es casual que gocen de tanto éxito, porque la
fascinación que despiertan está más que teñida de nostalgia. Volver a los
cuentos es volver a la época en que te arropaban y te dormías escuchando
historias, volver a los finales felices por mucho que se complique la cosa, al
todo es posible y a la magia. Muchos somos incapaces de resistirnos y nos
tragamos el anzuelo hasta las trancas. De ahí el filón.
Poco tenemos en mente sin embargo, seguramente por lo oral del recuerdo
asociado, que todas esas historias fueron libros en algún momento. Y si las
nuevas ediciones de los viejos relatos de Grimm y Grimm, de Andersen o de
Hoffmann abundan, no son frecuentes los libros que se atreven a sacudir los
cimientos de nuestra infancia. Pues bien, éste es uno de ellos.
Wicked. Memorias de una
bruja mala nos lleva cual
tornado al maravilloso mundo de Oz. Vaya por delante que el cuento original de
Frank Baum, me atrevería a decir que El Cuento Infantil con mayúsculas -y por
antonomasia además- en Estados Unidos, no ha sido nunca uno de mis favoritos. (¡Será
que es demasiado moderno!, dirían las malas lenguas. Bien, lo cierto es que si nos
ponemos puristas, es casi cien años más joven que Blancanieves o Hänsel y
Gretel. Mucho más si nos remontamos a las versiones orales que les dieron
origen y que, paradójicamente, fueron prácticamente olvidadas tras la
publicación de las recopilaciones de los Grimm. Fin del ataque compulsivo de
erudición, o “a nadie le gustan los listillos”) El caso es que nunca he acabado
de empatizar con los personajes y ni siquiera Dorothy y su perrito de nombre
absurdo me cayeron nunca especialmente bien. Tal era mi disposición cuando el
proveedor honorífico de esta tienda, el ínclito Vlaisnut, puso sobre el
mostrador una curiosa edición –la duda ofende- de esta obra de Gregory Maguire.
El resultado es que nunca más podré ver a Judy Garland pegando saltitos del
brazo del león cobarde, el espantapájaros descerebrado y el hombre de hojalata
insensible sin pensar en ellos como instrumentos inconscientes de un poder totalitario
que intenta aplastar todo conato de oposición.
Para el que acabe de quedarse
desconcertado añadiré que el maldito camino de baldosas amarillas es una obra
pública imperialista y el mago, ah! el mago! un redomado fascista con una policía
política despiadada a su disposición. Porque la protagonista de la historia es
Elphaba, verde, fea, honesta y beligerante, alias “La Bruja Mala del Oeste”. Y
aquí un tirón de orejas para la traducción del título que impone al lector un
sesgo imperdonable al transformar el Wicked: The Life and Times of the Wicked
Witch of the West en un auténtico juicio de valor.
Maguire le da la vuelta a la historia al preguntarse algo tan sencillo como
¿por qué era mala? La respuesta que su libro nos proporciona es
sorprendentemente sencilla y nos recuerda que la historia siempre la escriben
los vencedores. Enlazando arteramente la trama y los personajes del cuento con
la versión que él prefiere imaginar, consigue dar una versión alternativa de un
mundo ya alternativo y hasta los zapatitos rojos se convierten en una cruel
mofa para un alma torturada. Que nadie espere un relato al uso porque es
extraño desde la primera página a la última. Aunque tengo que decir que, en mi
lectora opinión, pierde un poco el norte hacia el final y deja una cierta
desazón (en parte por desaprovechar un escenario que ha planteado con maestría,
en parte por no saltarse a la torera el final ortodoxo implosionando a la niña
de marras… como sin duda todos desearéis al llegar a ese punto).
En suma, un cuento bien contado que convierte a los buenos en no tan buenos y a los malos en personas. Que se prepare Cenicienta, porque estoy deseando leer Confessions of an Ugly Stepsister (Confesiones de una hermanastra fea... ¡espero!) del mismo autor. Cuentos, en fin, para parias malvados, que también tenemos derechos…
Próximamente en este blog: Una conjura en Hispania, de Lindsey Davis
Pasen y lean...